Gonzalo
Peña Castellot: Estudié informática en la Escuela
Universitaria de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, y
he trabajado durante más de 10 años en distintas
empresas de servicios informáticos, de los cuales no tengo un buen recuerdo
precisamente. Desde 2007 soy funcionario del Estado, y hace ya más de 5 años
que trabajo en la Biblioteca Nacional de España como Auxiliar de Bibliotecas.
Siempre
he sido una persona de ciencias, y recuerdo que cuando me encontraba buscando
mi primer empleo decía que la informática era especialmente útil aplicada a
algo: la física, la medicina, las telecomunicaciones, etc. pero que así sola no
tenía mucho atractivo. Resulta que ahora, que ya no soy informático desde hace
más de 7 años, es cuando por fin le he encontrado una aplicación útil a la
informática, la literatura.
¿A
qué se refiere exactamente con esta última afirmación?
GPC.
A que mis dos novelas están plagadas de códigos y enigmas, más propios de la
mente cuadriculada de un informático. Para mí escribir una novela es algo
parecido a programar. Primero lo estructuro todo bien y tengo claro lo que
quiero contar: la historia, la trama, etc. Y posteriormente voy añadiendo
contenido. Eso no significa que luego no vaya improvisando o modificando cosas,
pero la estructura básica y fundamental es lo primero que tengo claro antes de
escribir la primera línea.
El
código secreto de Dios
ha salido primero a la venta en formato digital. ¿Cómo ha sido la acogida hasta
ahora?
Efectivamente
salió a la venta a finales de agosto en Amazon, y la verdad es que la acogida
está siendo buenísima. Ha estado varios días en el primer puesto en el
subgénero de “acción y aventura” de Amazon España, compitiendo de tú a tú con
novelas de escritoras consagradas de la talla de Matilde Asensi, Julia Navarro
o Rosa Montero, estando consecutivamente en las últimas semanas entre los
3 primeros puestos. Además, hasta ahora lleva 40 días en el Top 100 de vendidos
de la Tienda Kindle. Les doy las gracias a todos los lectores que lo han hecho
posible. Sin ellos nada de esto sucedería. Ahora espero que la novela tenga la
misma buena acogida en su edición en papel, como lo hizo el Sarcófago de
Menkaura que ya va por su segunda edición.
¿Y
díganos, cómo empezó su aventura de escribir?
GPC.
Empecé a escribir hace unos 5 años, y lo hice después de llevar muchos años
deseándolo sin sacar la determinación suficiente como para empezar a hacerlo.
Un día reuní la fuerza necesaria y empecé a escribir unas primeras líneas con
unas primeras ideas básicas. Y al día siguiente otras más, y así sucesivamente,
de modo que en pocos días escribir se convirtió en una especie de droga; no
podía estar un solo día sin hacerlo, aunque fueran unas pocas líneas.
Finalmente esas pocas líneas se convirtieron en capítulos, y me pasaba el día
dándole vueltas a todas las ideas que me inundaban la cabeza. Cuando le pasé a
mi mujer, Paloma, esos primeros capítulos para que se los leyera mi sorpresa
fue mayúscula cuando me comentó que le encantaban. Una vez terminada la novela
hicimos un pequeño experimento. Mi mujer, que es una ávida lectora, participaba
por aquel entonces como jurado de un concurso literario de una conocida
editorial. Se imprimía las novelas que le pasaban, sin autor ni título, y
después de leérselas se las dejaba a mi madre, a quien también le encanta leer.
Entre ellas le dejó la mía y después de acabárselas todas le comentó que la que
más le había gustado era precisamente la que yo había escrito. Imagínate la
cara que puso cuando se enteró que la había escrito yo. Finalmente me animé a
mandarla a alguna editorial, y aquí estoy.
Tanto
en El código secreto de Dios como en El sarcófago de Menkaura Patricia Calpe se convierte en su
principal protagonista. ¿Había algo en su primera novela, por eso de jugar los
claves y los códigos y enigmas, que necesitaba de una segunda?
GPC.En
absoluto, son historias totalmente distintas, aunque compartan algunos de sus
personajes. Se trata más bien de una especie de saga que espero no se quede
aquí, únicamente con estas dos novelas. Es cierto que hay un pequeño nexo de
unión entre ambas. Leerlas en el orden en que las escribí es aparentemente lo
más lógico, pero creo que hacerlo al revés le da también un atractivo especial.
No quiero desvelar nada, pero por poner un símil, sería algo parecido a las
películas de Star Wars, en las que primero vimos los episodios 4, 5 y 6.
¿Qué
le inspiró para escribir El código secreto de Dios?
GCP.
La idea de escribir esta novela se fundamenta en tres pilares básicos. Por un
lado el dar respuestas a los lectores de mi primera novela, El sarcófago de
Menkaura. Quienes se la hayan leído sabrán a qué me refiero. Cuando aún no
había terminado de escribir ésta ya estaba pensando en El código secreto de
Dios. De hecho, su título ya sale en la novela como un “interesantísimo libro
que está leyendo uno de sus protagonistas”. Pero como ya te he dicho antes, no
por eso El código secreto de Dios es una continuación de El sarcófago de
Menkaura, ni mucho menos. En mi primera novela una de las tramas principales
está relacionada con el Antiguo Egipto, y de hecho es en este país donde
discurre gran parte de la novela. El código secreto de Dios no tiene nada que
ver con esto.
En
esta ocasión, además de querer continuar con las aventuras y desventuras de
Patricia Calpe, lo que tenía claro era que esta vez me apetecía adentrarme en
un nuevo terreno, el de la Segunda Guerra Mundial. Es este un tema que me
apasiona. Mis lecturas preferidas y habituales son libros de acción, aventura y
thriller y, por supuesto, libros de guerra. No novelas históricas, sino libros
de historia militar pura y dura. Con El código secreto de Dios he pretendido
recrear en parte el sórdido final de esta terrible guerra, en especial en la
Alemania nazi. Un país aniquilado y al borde del colapso, donde las historias
dantescas se sucedían a diario. Los continuos bombardeos diurnos y nocturnos de
las fuerzas aéreas británicas y norteamericanas, así como el implacable avance
del ejército ruso, con afán de venganza después de las barbaries cometidas por
los alemanes en su avance por territorio ruso al comienzo de la guerra, tenían
contra las cuerdas al ejército alemán y a todo un país que, gobernado por un
Hitler enfermo y enloquecido, se veía abocado a tomar toda una serie de medidas
desesperadas. Es éste, por ello, un periodo histórico plagado de enigmas y
secretos susceptibles de ser aprovechados para escribir sobre ellos. Aunque
esto no significa que la novela esté ambientada en exclusiva en esta época de
la historia, en absoluto.
Y la
tercera idea que tenía clara cuando tenía en mente esta novela era la de
ambientarla en su época actual en Hervás, el pueblo de mi padre. Un lugar
increíble y mágico plagado de historia que conozco más o menos bien, perfecto
para servir de escenario a una trama frenética en la que los personajes
principales no tienen tiempo apenas para descansar. La acción transcurre de tal
manera que al lector que no conozca este encantador pueblo le servirá como una
especie de guía turística pero a lo bestia. Si consigo que tras leer esta
novela muchos de los lectores se animen a visitarlo me sentiré especialmente
satisfecho.
En
su anterior novela, D. Gonzalo, el trabajo de documentación que realizó
para escribirla, sabemos que fue exhaustivo. ¿Y para El código secreto de
Dios?
GPC.
En principio, al tratarse de una novela de acción, intriga y aventuras, la
documentación no parece algo prioritario. No es así en mi caso. Con mi anterior
novela, El sarcófago de Menkaura, ambientada en gran parte en el Antiguo
Egipto, estaba claro que contar con unas buenas fuentes de documentación era
algo fundamental. Porque a mi juicio lo realmente interesante para el lector, y
motivador para el escritor, es hacer encajar tu historia en los hechos
históricos reales, y no al revés. En este caso El código secreto de Dios no es
una excepción, aunque con reservas. Digo esto porque la historia principal
ambientada en la Segunda Guerra Mundial se basa en una sorprendente e increíble
teoría, que por supuesto no está demostrada. Más bien al contrario, porque
aborda un tema muy reservado que afecta a la seguridad nacional de los países
vencedores de esa guerra, que por supuesto no están, al menos de momento,
interesados en desvelar parte de sus secretos. Cada uno deberá sacar sus
propias conclusiones, como he hecho yo, y decidir si tiene o no visos de ser
verídica. Pero lo que sí que está claro es que esta increíble historia se
merecía ser recogida y utilizada en una novela de acción, como estoy seguro que
coincidirán conmigo los lectores una vez la hayan leído. Hay otras épocas y
otros lugares en la novela, aunque no tienen tanta relevancia en la misma. Pero
en cualquier caso el rigor y la coherencia están garantizados.
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